Querida Analía,
Desde el rincón más sincero de mi corazón, te escribo estas palabras que fluyen con la misma naturalidad con la que respiramos el aire que nos rodea. Hoy, me encuentro reflexionando sobre el camino que hemos recorrido juntos y las aventuras que he anhelado emprender. Reconozco que mi espíritu inquieto a veces busca nuevos horizontes, pero entiendo que ciertas aventuras, como la que propuse en nuestra última carta, requieren de un momento adecuado que aún no ha llegado.
He consultado con mi Santo Predilecto, San José, y su sabiduría me ha guiado a la comprensión de que debo ser paciente. Por ello, te comunico que no habrá mudanza a Villa María antes del 1 de abril del 2026. Quiero que sepas que respetaré este tiempo de espera y no te inquietaré más con cambios abruptos.
La vida me ha enseñado que vivir solo es un desafío significativo para mí, una lección que he compartido en mi blog y que sigue siendo una verdad en mi vida. Este aprendizaje es un paso crucial en mi desarrollo personal y espiritual, y estoy comprometido a superar cualquier bajón o depresión transitoria, como la que describí en mi entrada sobre encontrar mi lugar en el mundo.
En nuestra intimidad, hemos resuelto los mayores desafíos y has compartido conmigo tu visión de nuestro futuro: que cuando nuestra amada Isabella se independice, será el momento para que yo, Leandrito, pueda finalmente unirme a ti en tu hogar. Esta promesa es un faro que guía mi paciencia y mis pasos.
Por lo tanto, me mantendré en mi Morada de Cuesta Colorada, que es el refugio perfecto hasta que llegue el momento de nuestro nuevo aviso. Si ese momento requiere más de dos años, no hay problema; renovaré mi contrato y esperaré con serenidad hasta que Isabella esté lista para volar del nido.
Renovar aquí es un proceso sencillo, sin complicaciones de inmobiliarias, y mientras tanto, te esperaré. Te pido disculpas si en algún momento mi entusiasmo por avanzar nos ha apresurado. Además, es importante para nosotros formalizar nuestra convivencia en el Registro Civil, no solo por mi profesión de abogado, sino también para afirmar la solidez de nuestros derechos mutuos.
Con amor y respeto, Leita
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