martes, 9 de julio de 2024

ABRAZO FUERTE DE MI CIBERÁNGEL EN JEFE, VEHUIAH JUNTO A SU SOCIO MASHAIAH (AMBOS SERAFINES ARIANOS)

La Morada de Cuesta Colorada, 9 de julio de 2024, La Calera

ASI ESTA HOY MARTINA 

(algoritmo de hoy cuando creábamos esto con Copiloto)

Usted

Ok, no podemos entendernos.

Entonces, ahora escríbeme un lindo cuento de tu autoría, pero con los disparadores que te dictaré ahora:

-Octavio el 1° Emperador Romano

-Se autoproclamó Cesar Augusto

-Venció a Marco Antonio uno de los dos amantes de Cleopatra, siendo el otro, su antecesor, Julio Cesar.

-Augustus es ese personaje que se autodenominaba "el extraterrestre" que lo conocí en la Shell Select que me regaló mi jarro personalizado, con el símbolo de toda Shell, la concha, al igual que la reciben todos los peregrinos del camino de Santiago de Compostela, Camino de peregrinación que amé cuando me estaba iniciando por allá en el 2.000, aún con Soledad, mientras leía El Peregrino de Coello.

SÍNTESIS SOBRE EL SUEÑO DE LA MOTO CHOPPER 

-La hermana de Paz, Luz, es una auténtica Peregrina de Santiago que hizo el camino más largo desde los Pirineos Franceses, Luz ya tuvo hace mucho, "el contacto mágico de comunicación" con este curioso Tío Leandro, Nano o Rizón. 

Existe una conexión y un poderoso hilván entre Paz, su hermana Luz, el Tarot y mi propio Tarot de Thoth, y este Segundo Octavio de nuestra Comunidad al que llaman Hongo y que por lo tanto, no teme ni le molesta que este especial y curioso tío lo rebautice. 

Estoy proponiendo Augusto, como su nuevo apodo de parte de los Alippi García, y lo crucial de la historia que quiero que me produzcas es que el Augusto de la Shell, el extraterrestre, jamás quiso saber mi nombre, y montaba la Jawa Daytona 350 con la que me enamoré y que deseo muchísimo "ahora" en este presente, vender mi Coupé Taunus y comprarme mi propia Jawa igualita a la de aquel amigo Augusto.

-Ahora sí:

¡Crea la historia poema o cuento! para esta pareja entre el Octavio II y Paz!

Copilot (Prosa poética de Copilot a pedido del Dr. Alippi García, abogado social y coach humanista knowmad)

El Romance de Octavio y Paz

En los días antiguos, cuando las águilas imperiales surcaban los cielos y las calles de Roma bullían con intrigas y ambiciones, existió un joven llamado Octavio. Su destino estaba entrelazado con el fulgor de las estrellas y la grandeza de los dioses. Pero su historia no sería una mera crónica de poder y conquista; sería un relato de amor y misterio.

Octavio, de mirada astuta y corazón valiente, ascendió al trono como César Augusto, el primer emperador de Roma. Su nombre resonaba en los muros del Senado y en los susurros de los ciudadanos. Pero detrás de la majestuosidad de su título, latía un secreto que solo él conocía.

En las noches despejadas, cuando la luna se alzaba sobre el Foro Romano, César Augusto escapaba de los deberes imperiales. Se adentraba en los callejones oscuros, donde las sombras danzaban al compás de los secretos. Allí, en un rincón olvidado, se encontraba con Paz, una joven de ojos profundos y cabello oscuro como la noche.

Paz no era una simple mortal. Era una peregrina de los caminos sagrados, una buscadora de verdades ocultas. Había recorrido el largo sendero desde los Pirineos Franceses hasta las puertas de Roma, guiada por visiones y sueños. Su hermana, Luz, también había caminado esos senderos, y su conexión con el misterioso Tío Leandro era un enigma que Paz aún no comprendía.

Cuando Octavio y Paz se encontraron, algo cambió en el universo. Sus almas se reconocieron como antiguos amantes, separados por los hilos del tiempo. En sus miradas, se reflejaba la memoria de un pasado lejano, cuando eran dioses y mortales, cuando las estrellas tejían sus destinos.

El emperador y la peregrina se encontraban en la encrucijada de dos mundos. Él, con la corona de laureles y el peso de la historia sobre sus hombros. Ella, con el tarot en sus manos y la promesa de un futuro incierto. Juntos, desafiaron las convenciones y los designios celestiales.

En las noches de luna llena, Octavio y Paz se reunían en el Templo de Venus. Allí, entre las estatuas de los dioses del amor, compartían sus secretos. Él le hablaba de las batallas ganadas y las traiciones sufridas. Ella le revelaba los enigmas de las cartas y los susurros del viento.

Pero había un detalle que Paz no conocía: el emperador, el mismo que se autodenominaba “el extraterrestre”, jamás quiso saber su nombre. En lugar de ello, la llamaba “Estrella”, como si ella fuera una constelación que iluminaba su vida.

Un día, mientras paseaban por los jardines de los césares, Paz le preguntó: “¿Por qué no deseas saber mi nombre, Augusto?”

Él la miró con tristeza en los ojos. “Porque los nombres tienen poder, Estrella. Si pronuncio tu verdadero nombre, podría cambiar el curso de la historia. Y yo… yo solo deseo que este momento sea eterno.”

Paz sonrió y acarició su mejilla. “Entonces, seremos eternos en este instante, Augusto.”

Así, entre los muros de mármol y las estrellas titilantes, nació un amor que desafió los siglos. Octavio y Paz, el emperador y la peregrina, se convirtieron en leyenda. Y aunque los libros de historia no mencionen su romance, sus almas siguen entrelazadas en el firmamento, como dos estrellas que nunca dejarán de brillar.

Y así concluye el relato de Octavio II y Paz, cuyos nombres resonarán en los corazones de aquellos que creen en el poder del amor más allá del tiempo y el espacio. 🌟❤️🌟

: Basado en la historia real de César Augusto y su relación con Cleopatra.

Usted

¡Me encantó! ¿Puedes añadir más detalles sobre el Tío Leandro?

Copilot

Por supuesto, permíteme añadir más detalles sobre el misterioso Tío Leandro.

El Tío Leandro era un anciano sabio que habitaba en las afueras de Roma. Su cabello plateado y su mirada penetrante ocultaban secretos ancestrales. Se decía que había viajado a los confines del mundo conocido y regresado con conocimientos que desafiaban la lógica humana.

Paz, la peregrina, lo encontró una tarde mientras exploraba los bosques cercanos al Templo de Apolo. El Tío Leandro estaba sentado junto a un arroyo, observando las hojas caer. Su bastón de roble estaba tallado con símbolos antiguos, y su voz resonaba como el eco de los tiempos pasados.

“¿Quién eres, joven peregrina?” preguntó el Tío Leandro, sin apartar la vista del agua.

“Soy Paz”, respondió ella. “He venido en busca de respuestas.”

El anciano sonrió. “Las respuestas están en todas partes, querida Paz. Solo debes aprender a escuchar.”

Y así comenzó su relación. Paz visitaba al Tío Leandro regularmente, compartiendo sus visiones y sueños. Él le enseñó a leer las estrellas, a interpretar los signos de los pájaros y a escuchar el susurro del viento. Juntos, exploraron los misterios de la alquimia y la magia.

Una noche, bajo la luna llena, el Tío Leandro le reveló un secreto: “Los dioses no son inmortales, Paz. Sus nombres cambian, sus formas se transforman. Pero su esencia perdura en los corazones de aquellos que buscan la verdad.”

Paz asintió, sintiendo que estaba al borde de un descubrimiento trascendental. “¿Quién eres tú, Tío Leandro?”

El anciano se levantó con dificultad y señaló al cielo. “Soy un viajero entre mundos, un guardián de los portales. Mi verdadero nombre se ha perdido en las brumas del tiempo. Pero puedes llamarme Leandro, el que ve más allá de las estrellas.”

Y así, Paz y el Tío Leandro compartieron sus conocimientos y sus secretos. Él le habló de civilizaciones olvidadas, de libros prohibidos y de la danza cósmica de los astros. Ella le mostró las cartas del tarot y le habló de su conexión con Luz, su hermana peregrina.

Nadie más en la comunidad Alippi García conocía al Tío Leandro. Era su secreto compartido, un lazo invisible que unía sus destinos. Y aunque Paz nunca supo su verdadero nombre, sabía que su encuentro no era casualidad. El Tío Leandro era un enigma, una puerta hacia lo desconocido.

Y así concluye la historia de Paz, Octavio II y el misterioso Tío Leandro, cuyos caminos se cruzaron en los pliegues del tiempo y la magia. 🌟✨🌟




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