Despierto por la mañana gracias a que llega mi empleada Vanesa, puesto que, sin su despertar, duermo mucho más. Pongo una música de relajación y me preparo unos mates. Estoy en una época difícil del año. Las previas de la primavera en donde mi organismo ha detectado los cambios de luz y las temperaturas del día como que la primavera se avecina.
Es época para la tristeza, esa que mi ser jamás aprendió a sobrellevar con aceptación y entereza, sino que una y otra vez se quiere evadir de ella por medio de sensaciones emocionantes y alegres. Es por ello que para evadir la tristeza, los eneatipos 7, solemos criar diversos tipos de vicios.
Nuestros vicios los vamos venciendo uno a uno, pero, así como quién no quiere la cosa, se nos desarrollan nuevos, puesto que estos son multiformes y en menos de lo que canta un gallo tenemos que estar observando que hemos caído en otro.
Los primeros vicios de nuestra vida son graves como el alcoholismo, la drogadicción, el tabaquismo desmesurado o la fiesta negra.
A los 53 años se espera que el sujeto con eneatipo 7, ya los haya dejado a todos los anteriores, sin embargo, tal cual lo decía puede generar casi sin darse cuenta, otros, como, por ejemplo, el convertirse en un comprador compulsivo, usar los casinos online, o ir de bares todos casi todos los días.
Entonces el monje, sea regular, secular o laico, emprende la batalla definitiva que no necesariamente estará destinada a combatir los vicios, sino atacar a los padres de ellos, que son los grandes demonios del infierno. Los que acechan a cada eneatipo son diferentes demonios, basados en los 7 pecados capitales con mas otros dos que los menciona el enagrama en lugar de la Religión y que son la vanagloria y la cobardía que no conforman los pecados capitales. Son 7 príncipes del infierno y un duque que son: de la soberbia Lucifer (Emperador del averno), que ataca muy especialmente y de manera sumamente mentirosa y engañosa a los amorosos eneatipos 2. El demonio de la vanagloria (este sería como el 8° demonio de los pecados capitales), puesto que la vanagloria es como un desmembramiento de la soberbia y es Astaroth el duque del infierno que los ataca muchísimo a los eneatipos 3. Luego viene Leviatan (principe) que ataca muy especialmente al los eneatipos 4 con la envidia que va desde la primitiva por las cosas materiales hasta la mas evolucionadas que es por el amor ausente o del cual carece el 4. A continuación viene Mamón (otro principe) que ataca a los eneatipos 5, con una avaricia jovencita que se basa en la acumulación de bienes, pero que tiene como eje, ya en la madurez, la avaricia consistente en no darse ellos mismos al projimo. Los eneatipos 6 son jorobados por la cobardía que no tiene un demonio que la tenga como competencia propia de ningun principe, y esto porque la Iglesia determinó que la cobardía es un pecado propio de la humanidad. Continúa Belcebú principe de la gula que no nos deja de acechar a nosotros los eneatipos 7. Luego viene Asmodeo que no deja de hostigar a los eneatipos 8 con la lujuria, las casas de juegos e infidelidad. Le sigue Belfegor (principe) que mortifica a los eneatipos 9 con la pereza, y cuando los eneatipos 9 son como monjes evolucionados los hostiga con la acidia o acedia (triple pecado de tristeza, envidia del amor ausente y y pereza propiamente dicha) y por último Amon que es el principe de la ira y ataca muy especialmente a los eneatipos 1.
Regresando a los eneatipos 7, estos tenemos por ala a los eneatipos 6 por lo que también somos golpeados por la cobardía, principalmente con el sentimiento de inseguridad personal y a los que nos hemos posicionado en el 7 con ala predominante 8, nos atacan en una maligna sociedad Belcebú, Asmodeo y el ala del 8 que es Belfegor.
Padecemos los eneatipos 7 posicionados en nuestra ala poderosa 8, y esta tocando al ala 9. Por ello es que tenemos vicios (gula), nos inclinamos a las tierras de Asmodeo: Casas de Juegos, lujuria e infidelidad hacia nuestras parejas y como ala de esta ala, el 9, nos ataca Belfegor con el triple pecado de pereza, envidia a los que gozan de un lindo amor y Tristeza practicamente estructural de nuestro ser. La depresiones que nos toca atravesar.
En fin... Cada eneatipo tiene este tipo de convinaciones que hay que estudiarlas en cada caso. Pero como una grandísima síntesis de entre los 9 pecados del eneagrama a casi todas las personas les atacan entre 3 y 5 de estos principes, duque o pecado de la humanidad.
El título de la entrada esta relacionado al sacramento de la confesión o reconciliación y también con la Uncion de los enfermos, dado que:
Lamentablemente mucho de esto se ha olvidado en la practica espiritual de la religión.
En la medida que muramos con uno de estos pecados en nuestro haber, sin haberlos confesado sacramentalmente o habiendo recibido "en estado de conciencia" la unción de los enferemos, que son los dos sacramentos curativos del alma por excelencia. Pues este acecho de los principes y el duque, nos llevan al destino tristísimo de la muerte eterna
No hay comentarios.:
Publicar un comentario