Buenos días, ¿cómo están?
He despertado antes de las 9:00 por la llegada de Vanesa, mi empleada. Analía duerme plácidamente, pues me pidió que Vanesa no limpie arriba que ella limpia más tarde y como anoche nos acostamos muy tarde, la he dejado en la cama y está disfrutando de un buen descanso y yo de un curioso y fuera de lo común, "amanecer", le podría decir, sin las frecuentes "crisis del despertar" que suelo tener de ordinario, todas mis mañanas, que son tan peliagudas para mí. Me hallo contento, alegre, animado, dulcemente acompañado. Es hermoso estar con ella.
¡Quiero decirles que estoy cambiando!
Un sabio, mi amigo Federico Ricciardi, el italiano, vino de visita hace unos días (no más de 10) y el loco opinó lo siguiente:
Amigo: Tenes una relación ya larga de 5,5 años de noviazgo con esta mujer, + los 7 años previos de amistad, ¡Cuida esa relación!, no le metas presiones de ningún tipo, ayúdala a crecer desde "sus elecciones", Tenes una gran suerte, puesto que, a cierta edad, se comienzan a perder los vínculos de las personas más queridas y estar acompañado por una pareja es de los tesoros más grandes que puedas tener. Meterle presión a una relación, la va socavando y puede que termine zozobrando. Te quejas de que viene poco, sin embargo, ella esta básicamente sola, haciéndose cargo de su persona, su niña y su empresa y a todo lo debe sostener sola, es lógico que tenga jornadas eternas y de casi todos los días, tal cual ella, en un intento casi desesperado te ha tratado de hacer consciente, pidiéndote además que te pongas en sus zapatos. Me cuentas además que, virtualmente se acompañan todos los benditos días, por lo que ella esta, en verdad esta, así como vos estas para ella.
Por otra parte, anoche, mientras la invité por primera vez, yo mismo a ver una peli, con la que nos trasnochamos, le pude decir algo como lo siguiente:
Tengo una vida muy especial, Dios me ha regalado una triple condición, una tripolaridad en realidad en lugar de bipo..., soy un hombre bendecido y como me lo enseñaron a sentir los Jesuitas que son nada más y nada menos "que la Compañía de Jesús", es decir, monjes guerreros, (como los que mencionaba en la entrada del 23 de agosto pasado: -Monjes Guerreros de Tres Culturas-), monjes guerreros que se arman como Orden Militar que son, en caso necesario (al igual que mis MERCEDARIOS)..., estos Jesuitas me enseñaron a sentirnos en los Ejercicios Ignacianos: Hijos predilectos del Padre, ni más ni menos y como tal, le continuaba contando a Analía: Esta tripolaridad la veo en muchas facetas mías, pero ahora te cuento que la tengo clarito y patente en esto de ser: Ermitaño para evolucionar como el antiguo eneatipo 7, Hombre de Familia con vos y tus tres hijas que ya son mías: Rocío, Martina e Isabella, y finalmente Hombre Comunitario de la Gran Comunidad Cordobesa Alippi García, tres vocaciones y carismas, bien contradictorias y hasta opuestas (hasta cierto punto), opuestas en un hermoso misterio de mi persona: una persona especial, o mejor dicho, como lo vienen enseñando hace unos pocos años los Suecos: PERSONA CON DIVERSIDAD FUNCIONAL, que con todos y cada uno de mis "Sistemitas" bien aceitados, para mi autosuficiencia y autonomía, merezco, elijo y Dios me ha presentado, para el resto de mi vida, y para mi Felicidad Definitiva, todas estas personas tan especiales que me acompañan, no ya especiales como le dicen a las ex personas discapacitadas, (hoy personas con diversidad funcional, como decía más arriba), sino especiales porque casi todos mis seres queridos, tienen una forma de ser especiales, en cuanto excéntricos, por ejemplo, especiales en cuanto amorosos, especiales también por ciertos defectos de cada uno y del Sistema Todo, sistema familiar y comunitario como tan genialmente me lo enseño hoy mi mujer y que en una entrada posterior explicaré con soltura y acabadamente, y también especiales por muchas otras causales conscientes, inconscientes, conocidos o desconocidos para cada uno de ellos y por el grupo, especialidades muy valiosas, por lo cual existe una Voluntad de Dios, a veces Misteriosa, a veces iluminada, otras veces revelada, de que todos estos, los especiales y el o los diversos, estamos en el mismo racimo de almas que hemos encarnado y bajado a esta tierra a cumplir una gran, gran Misión en Común.
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