viernes, 5 de enero de 2024

SEÑALES INELUDIBLES SIN CARGOS


Existen señales que resultan ineludibles para quién se halla dudando de tomar una determinación.

Luego de haber tenido muchos problemas con mi Coupé Taunus, este martes 2 de enero hice el último movimiento complejo para que un nuevo mecánico me la arreglara.

Primero contrate a otro mecánico que muy amablemente me remolcó las cinco cuadras hasta el taller de Santiago Reyna que me había dado turno para ese día 2, desde hacía más o menos diez días antes y por el exceso de trabajo que tenía, porque en enero muchos se van de vacaciones y llevan a sus autos al mecánico para hacerles sus respectivos services.

Reyna me lo arreglo de inmediato y entre la mañana y la tarde la tuvo lista.

Me había propuesto no andarla más como para que no corriese riesgos de romperse de nuevo, pues últimamente ha estado muy tallerista. Sin embargo, cuando la tuve arreglada no me aguanté y ese mismo martes me fui a lo de mi hermana Lucía y hoy, viernes volví a su casa.

Es importante señalar que me había armado un Proyecto para este 2024 al que lo titule: Proyecto Abundancia y en uno de sus puntos, estaba previsto que, en base a que mi objetivo era inmovilizarla hasta que la pudiese vender, lo ahorrado en concepto de combustible y un mínimo monto en concepto de mantenimiento, los iba a ahorrar para otros fines.

Hoy cuando me fui por segunda vez a lo de Lucía, el auto me fallo de nuevo y me costó mucho llegar a su casa. Le recé mucho a Dios para que no me hiciera pagar de manera costosa, económicamente hablando, (otro arreglo en el mecánico) y gracias a Dios, Él me escucho y cuando después de que se hubiera enfriado por completo, al fin la puse en marcha y pude regresar sin mayores problemas hasta mi casa, por lo que consideré que Dios me dio una señal evidente y TERMINANTE de que ya no la debo usar más, hasta que se venda, que la coupé esta mírame y no me toques y solo esta apenas equilibrada para poderla mostrar a los interesados.

Es por todo esto, que recién mientras venia conduciendo de regreso a mi casa, le he hecho también la ineludible y definitiva promesa a Dios de que de una vez por todas desde hoy la dejaré inmobilizada poniéndola en marcha solo cada tanto para que no se le descargue la batería o cuando la quiera ver un interesado y nada más.


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